Hoy, día mundial del VIH/SIDA, he recordado una pequeña anécdota que me sucedió hace un par de años: Volvía a casa en el autobús de la Universidad Complutense de Madrid, cuando escuché a un grupito de jovencitas de unos veinte años preguntarse unas a otras "oye... Y eso del VIH... ¿Qué es y cómo se transmite?" Alucinada por la pregunta, me quedé escuchando la conversación, y no, no la supieron contestar. Me quedé, además de alucinada, helada: eran jóvenes universitarias, se supone que con un mínimo de formación y conocimientos para andar por la vida, y ¡No sabían lo que era el VIH!
Según los últimos datos, el 22% de los nuevos contagios se da entre jóvenes de 13 a 24 años (y el 10% entre mayores de 50!). Me pregunto qué se ha hecho mal; el conocimiento sobre esta enfermedad debería de ser como el abecedario. Bien, vale... Ya no es, en principio, una enfermedad tan mortal como lo fue en los años 90, pero sigue siendo una enfermedad muy peligrosa, y como mínimo crónica, que, entre otras maneras, se transmite vía sexual entre cualquier tipo de relación, sea homosexual o heterosexual, sin la protección de preservativos. Pero esta es otra cuestión ¿Preservativos? ¿Para qué sirven los preservativos? La mayoría, no me atrevo a decir que la totalidad, de los y las jóvenes de hoy en día bien sabe lo que son los preservativos (bueno... sabe que evita los embarazos no deseados, no sabe demasiado sobre las enfermedades de transmisión sexual), y un alto porcentaje de ellos ni los usa ni los quiere usar, porque no es consciente de los peligros que conllevan las relaciones sexuales sin protección.
Así que ya sé qué estamos haciendo mal en los colegios, institutos y familias: sobre el VIH nos hemos relajado claramente (ya no se hacen las campañas que se hacían, responsabilidad también de otro tipo de instituciones, no sólo de las educativas), y seguimos sin hablar claramente y sin tapujos sobre sexualidad, sexo y enfermedades de transmisión sexual. Si no, no me lo puedo explicar.
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